馃湉 El signo del adversario
(manuscrito atribuido a un ermita帽o sin nombre)
Dicen que el amor mueve al hombre a tomar al hijo ajeno y llamarlo suyo.
Mas yo he visto el rostro que se oculta tras ese gesto.
Nadie puede cambiar el linaje sin mentir al cielo.
Porque en el nombre del bien se consuma la negaci贸n del origen,
y en la ternura se esconde el sello del adversario.
El demonio no llega con ruido de cadenas,
sino con papeles sellados, con palabras suaves y leyes rectas.
Promete corregir el destino,
enmendar los designios de Dios,
dar al mundo un hijo “mejor nacido”.
Mas ese acto es el espejo donde el hombre firma su propio extrav铆o.
Porque s贸lo quien existe en verdad puede ser falsificado.
Y as铆, en el fulgor de la mentira perfecta,
se revela la presencia de Dios.
El diablo no destruye: imita.
Y su imitaci贸n es tan precisa
que hasta los justos la llaman misericordia.
Pero el origen no se adopta ni se inventa;
el origen se recuerda.

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