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Metamorfosis

Metamorfosis

En mi país, España, la identidad legal está establecida y es prácticamente imposible cambiarla salvo algunas limitados excepciones. Una va a ser mi caso, cambiará mi identidad legal por sentencia judicial, recuperando mi derecho a la filiación natal. Tuve que ir, denunciar y demandar; y luego esperar años.

Ahora estoy en este proceso de metamorfosis identitaria. Sustituir la identidad ficticia de expósito y adoptado por la real, natal y natural en este país. Con esto en parte dejo de estar discriminado y
obligado a identificarme con una identidad adoptiva. Se me reconoce que soy ya legalmente hijo de mis verdaderos padres, como la inmensa mayoría. La metamorfosis para poder ser un poco más normal entre la mayor de conciudadanos.

También está metamorfosis me convierte en excepcional y de momento único adoptado en España que ha recuperado su identidad sin que legalmente la adopción se vea afectada. Espero no ser el primero y el último, aunque acepto el riesgo de serlo.

Creo que mi adopción fue fraudulenta y que puede ser anulada con las pruebas que dispongo. Por eso presenté, hace cuatro años y medio, la correspondiente demanda de nulidad de mi adopción para así poder demandar mi filiación natural. La sentencia no se pudo pronunciar sobre la nulidad de la adopción, pero aún así me devolvió mi identidad real. ¿Debo volver a intentar anularla, o conformarme con esta mitad de la sentencia?

¿Qué sentido tendría ya anular la adopción cuando ya recuperé mi identidad, y además mi denuncia por la vía penal ya me la han dado por prescrita aquel 2021?

Si no cambian las leyes y las doctrinas sobre estos delitos de lesa humanidad, no voy a lograr que el estado reconozca lo ocurrido realmente. O eso creo después de todos estos años de lucha contra la discriminación por adopción.

Han pasado ya doce años que llegué a la terrible conclusión de que me habían robado. Llevaba así tres años lleno de dudas, desde que mi hermana y mi padre me encontraron cuando yo buscaba a mi madre, a finales de 2010. Y en total van a ser quince, después de mis primeros treinta y nueve años en la más profunda de las nieblas, completamente confundido y engañado. Demasiado tiempo fiel a aquella adopción que me ha sometido desde que traficaron conmigo en aquella iglesia, con apenas cincuenta horas de vida. Menudas metamorfosis.

Mi identidad saltó por los aires. Al final odié profundamente aquella identificación adoptiva impuesta además de discriminatoria. Odié que me negaran mi propia identidad, e incluso mi realidad, con tal de seguir sosteniendo aquel delirio conmigo. Yo nunca fui lo que la adopción decía de los adoptados, o lo que decía de mi; y yo no lo sabía.

Fue demasiado fuerte para mí, y también fue demasiado tarde para encontrar con vida a mi madre otros doce años tarde. Aún no me he recuperado y tal vez no logré recuperarme nunca. Toda aquella verdad, además de terroríficoa, era sobre todo mía. Realmente mía.

Mi vida no había sido nunca totalmente mía, fue al contrario pues mi vida les perteneció a ellos y yo acabé por no respeté aquello. Y aquella posesión de mi vida estaba representada en la recalcitrante negación de mi identidad real, y de mi madre. Sobre todo de mi difunta madre.

Todo hubiera sido más fácil si mi hermana no me hubiera buscado, o si ni siquiera hubiese existido para sustituirme pues yo  no hubiera sido "robado" a nuestra madre. Pero esa no es mi vida, solo sueños ajenos. Pero ella me encontró y así puso en marcha los mecanismos que nos han traído hasta aquí. Pero no ha sido nada fácil. 

También para vosotros es una metamorfosis, sobre todo para esa inmensa mayoría que lo creyó imposible, inapropiado, impertinente o incluso ofensivo. No solo cuestionó mi adopción, sino las propias leyes y costumbres de la adopción, hasta el punto de reclamar la afiliación de la adopción. Esto he descubierto y aprendo sobre nuestras adopciones, especialmente sobre la mía.

¿Mi madre se arrepintió? ¿En algún momento se imaginó dándome en adopción después de parirme? Estoy seguro que no tuvo oportunidad de entregarme, sobre todo cuando se valoro mi adopción. No le tuvieron en cuenta. Se estaba casando con mi padre ya embarazada de mi hermana y creyendo que era imposible recuperarme. Y así fue.

Antes que yo, quien fue engañada es mi madre. Más que ella diría que éramos nosotros realmente pues yo entonces estaba en su vientre, y éramos una misma y única persona. Un abuso contra natura, un experimento del demonio.

He sabido que nunca supieron (ni les informaron) que había un plazo de al menos seis meses antes de que yo pudiera legalmente ser sometido a adopción. No era realmente adopción, pues esa adopción era una tapadera del verdadero negocio: el tráfico de recién nacidos y su "robo" cuando una madre se resistía. Incluso llegaron a internar a las madres en psiquiátricos diciendo que se inventaban aquel embarazo y que demoraban histéricas. Pecadoras las llamaban sin querer reconocer sus imperdibles pecados. Pecados mortales según su propio credo.

Quizás más que ir a vivir o sufrir ahora una metamorfosis, más bien esté terminado con ella. La forzada metamorfosis a la que fui sometido desde recién nacido ya no va a tener ningún sentido.

Voy a poder hablar en pasado de cuando estaba sometido a esta identificación forzada por la adopción. Voy a poder vivir liberado al fin de ella  esto parece que se va a resolver en las próximas semanas.

Metamorfosis o liberación, aún está por descubrirse qué pasará.

Epílogo

He vivido demasiadas metamorfosis impuestas, pero esta vez no me transformo: me recupero.
Ya no cambio de forma; regreso a la mía.
No soy una nueva criatura, soy el que siempre fui,
el que sobrevivió al fuego, a la mentira y al tiempo.
No hay renacimiento, hay restitución.
No hay milagro, hay justicia.
Y en ella, por fin, me reconozco.

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