Manifiesto contra el identicidio
No existe neutralidad entre víctima y victimario. Quien calla, quien mira hacia otro lado, se convierte en cómplice.
Se nos arrancó la identidad de nacimiento como amputación: eso es identicidio. Se vistió de caridad, de salvación, de valores, pero fue violencia ejercida desde una ideología supremacista y genocida.
El victimario siempre se disfraza de salvador. Se proclama generoso, bueno, intocable. Y quien se atreve a cuestionarlo es señalado como ingrato, loco, malvado o incluso sádico. La víctima es difamada para proteger el mito del agresor.
Nos han domesticado con miedo. Instituciones, profesionales, vecinos y amigos han preferido callar antes que denunciar. Ese silencio nos convierte a todos en responsables.
Yo no puedo callar. No puedo respetar a los victimarios. Mis palabras son agujas, dagas o una lápida sobre tu conciencia, pero son verdad. Y la verdad no se negocia.
Hoy seguimos permitiendo lo que decimos condenar en el pasado. Y mientras se mantenga este silencio, seguimos siendo victimarios.
No hay excusa. No hay neutralidad. Hay que denunciar.
Comentarios
Publicar un comentario